Recuerdos en Sepia

Recuerdo que en mi colegio el miercoles era el dia de Gimnasia . Un autobús nos recogía en la puerta del colegio y una manada de niñas (los niños hacian gimnasia otro dia) subían en fila india, dirección al Estadio de Montjuich. Recuerdo ese Viejo Estadio (nada que ver con lo que es ahora), y siempre había una cuadrilla de chicos/hombres reparándolo. Pintandolo, poniendo cemento, ajustando puertas
Siempre habían tres niñas que ni saltaban ni hacian volteretas, tres niñas que nos escondíamos entre los vestuarios y recorriamos las instalaciones sin que nadie nos echara de menos, solo apareciamos, como de la nada, hacia el final cuando nos hacian correr. Mientras tanto nos escondiamos por entre las últimas gradas, desde donde teníamos uns perspectiva distinta de los que estaban "abajo". Así fue cuando vimos a nuestro primer Hombre desnudo.Duchándose.Nos quedamos extasiadas, mirando, viendo como se acariciaba mientras la espuma corría por su cuerpo. Tres niñas de once años que tenían los ojos como platos y que no osaron ni respirar -creo-
No cabe duda que ansiábamos que el miércoles llegará mas pronto que tarde, para rememorar la escena mágica que habiámos vivido.Nunca mas se dió la circunstancia de verle a EL ducharse.
Los miércoles por la tarde mi colegio cerraba, todos los miércoles al mediodia y no regresabamos hasta el jueves. Eran miércoles de cine de barrio.Era el miércoles cuando mi madre me ponia una mordaza, digo una bufanda, me tapaba hasta los ojos,me cogía de la mano y veíamos la Gran Película. La Película para Adultos. De esa época recuerdo haber visto: El estrangulador de Bostón, Las Sandalías del Pescador, al Este del Edén, Gigante,naturalmente todas las de James Bond, el tren de las 3h10, Si yo fuera rico, Rebelde sin causa, Esplendor en la Hierba,Al Este de Java, La historia del Oeste Jamas Contada, el último Mohicano, y Dios Hizo a la mujer, películas que yo, una niña de once años veía, y escuchaba atentamente sin perder una coma, no me movia apenas,no decia nada.Solo aprendía.
Se quedan grabado en la memoria-y eso creo que es bueno-momentos agridulces, de soledad, mi madre y yo y justo a mi lado, un hombre desconocido, primero me rozaba el brazo con el suyo, luego y muy despacio su mano bajaba hacia mi rodilla, yo tenia un ojo clavado en la pantalla y el otro en la mano de ese "señor" ( en esa época según he podido constatar con otras niñas/mujeres, era habitual que aprovechando la oscuridad de la sala, sucedieran estos fenómenos "extraños), esa mano subía por mi pierna de niña, por debajo de una falda de cuadros, y yo ahi, petrificada. No sabia si queria que fuera a más, nunca les ( si, les) veía la cara; sólo esa mano que parecía tener vida propia.
En esa época estaba permitido, -era lo mas usual- fumar en el cine ( impensable hoy), y entre la oscuridad de la sala y las volutas de humo, la tensión de esa mano en mi piernecita, mis ganas de que subiera o que parara, pero que no me dejara en la incógnita de lo que podia suceder. Mis ganas de seguir viendo la película o de que terminara. Mis ganas de que ya fuera jueves. Mis ganas de saber que era deseada, mi indecencia, porque algo se removía en mi entrañas. Así trasncurrían los miércoles, hoy ya de color sepia.
Talis/Perla